miércoles, 20 de febrero de 2013

LA CASA DE CALLE SÁNCHEZ


FLORENCIO SANCHEZ 
            Tiempo más adelante El Viejo compró una casa en Mercedes, la que pasaría a ser su techo propio para siempre. Calle Florencio Sánchez. Una casa vieja que, seguro con mucho esfuerzo económico, El Viejo fue reformando y agrandando poco a poco.
            Fuimos a vivir a ella en 1977 y poco a poco El Viejo la fue acondicionando y finalmente cumplir, como siempre lo hizo, con su familia. Había conseguido el techo propio para todos, gran y feliz objetivo de vida.
Óleo de W.M.
            Años más tarde construyó su Taller, en el fondo de la casa, atravesando el gran patio. Allí pasó largas horas en solitario, pintando, creando, investigando, leyendo, escribiendo, disfrutando. Colocó estanterías en donde ponía todas sus cosas y materiales que en algún momento le podrían servir.
            Tenía valiosos libros de pintura, más varios de historia, pinceles y óleos, herramientas, la mesa de dibujo, sus proyectores y sus cientos y cientos de diapositivas, en donde también está presente la historia familiar a través de viejas imágenes. Es que El Viejo, quizás herencia de su padre, era aficionado a la fotografía y le gustaba tener sus máquinas, sus “Leika”.
            La casa de Sánchez 632, su casa, decorada hoy con sus pinturas. Óleos que regaló a mi madre, óleos que allí están.
            Es que mi familia tiene un enorme privilegio. Poder decorar su casa los cuadros de nuestro padre, con los retratos de nuestros hijos hechos por nuestro padre.

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