viernes, 15 de febrero de 2013

LA CONTINUACIÓN DEL APELLIDO


EL APELLIDO, LA BÚSQUEDA DE UN NIETO
            El Viejo ansiaba tener un nieto varón. Quería mantener el apellido. Se daba la curiosa circunstancia que sólo él podía seguir alargando el apellido Marotta en Soriano. Los descendientes de Cayetano (hermano de mi bisabuelo) habían perdido esa posibilidad y a pesar que mi bisabuelo Giuseppe tuvo siete hijos, sólo por el lado de mi abuelo José Domingo y mi padre Wilde se podía mantener ese apellido que llegó a Mercedes a fin del siglo XIX, desde Sicilia.
            Ya Josefina, su primera nieta, iba creciendo a nuestro lado. La “responsabilidad” en la venida pesaba entonces sobre mí. Recién luego del parto sabríamos el sexo de nuestro primer hijo. Entonces nació Camilo Gabriel, que en realidad debería haberse llamado Gabriel Camilo para llamarlo por su primer nombre, pero circunstancias de última hora variaron el orden.
            Camilo Gabriel nació en el Sanatorio de Mercedes, que queda enfrente de mi casa mercedaria. Fui a ella, El Viejo estaba en su Taller, un 24 de agosto. También fue breve el diálogo, pero intensas las sensaciones. “Nació varón, está todo bien”, le dije. El Viejo, siempre de emoción escondida, hizo un gesto de sonrisa, me felicitó, yo me volví al Sanatorio.
            El Viejo quedó en su Taller, pincel en mano o papeles de Villa Soriano tal vez, al caso no importa. Sin verlo sabía yo que se había quedado muy feliz.
            Claro que después llegó Marcos Iván y más tarde Pablito Andrés. Tres nietos varones para “asegurar” a El Viejo que seguramente el apellido Marotta continuará. Felizmente pudo disfrutar de sus nietos largos años.


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