DR.
WALTER RELA
En la presentación del libro el Dr.
Walter Rela dijo:
“ES UN HECHO INCUESTIONABLE QUE
VILLA SORIANO ES LA PRIMER POBLACION ”
“VAMOS A ESTAR AL LADO DE LOS
HONESTOS, VAMOS A ESTAR AL LADO DE LOS DIGNOS”
Es una cosa el estar acá y ver
enfrente el “Aquí Nació la Patria ”.
Mi motivo no es estar con Marotta Castro, porque a veces se comprometen los
amigos y no pueden estar. Yo tengo problemas de salud, pero él me trajo el
libro y me vinculó a un personaje tan importante en la historia tanto nacional
como internacional como es el Prof. Ariosto Fernández. Ese fue el motivo de
estar en la cosa, no simple compromiso, porque si así fuera sería un flaco
favor que le hacía a Marotta. Estoy por el compromiso que lo llevaron a él a
publicar este libro, con la disciplina de un investigador, con tanta paciencia
y fe, contra la corriente.
Espinosa, Rela, Gómez Berisso, Armas Castro y Marotta |
Es bueno decir las cosas por su
nombre, no escamotearlas, resaltando el agradecimiento de Villa Soriano. A
través de este libro recordé momentos compartidos con el Prof. Fernández,
siendo Agregado Cultural de la Embajada
Uruguaya en Río de Janeiro, con el que compartí un afecto y
ternura tan grandes, por eso digo y pido, que vaya el recuerdo para ese gran
hombre e historiador que fue el Prof. Ariosto Fernández.
Quería decirles que un poeta americano
del siglo XIX, Walt Whitman, en una de sus obras dijo: “quien toca este libro
toca un hombre” y esto es más que una metáfora, diríamos que también quien toca
este libro toca un hombre. Toca todo lo que significa este sujeto, ese
individuo que ha construido su mundo, un mundo encerrado, en toda su extensión.
Este es el caso de Marotta.
Para introducirme en el asunto veo
las palabras de quien ha hecho el prólogo que dice: “Para Wilde Marotta, Villa
Soriano es una obsesión y quiere dejar claro que es la primera población del
Uruguay, en un proceso fundacional que nos lega hasta nuestra riqueza
pecuaria”. Tengo mucho que hablar de esa riqueza, de ese Hernandarias que va a
introducir el ganado por la Isla Vizcaíno
y luego a tierra firme. Ese es el Santo Domingo Soriano que nace en 1624. Y
nace en 1624 y no como otros obstinados investigadores se han propuesto decir
que esa no es la fecha real.
Los documentos que, vuelvo a
repetir, permitieron dejar en claro y es un hecho incuestionable, que Villa
Soriano es la primer población. Los que ya tenemos bastantes años encima
sabemos que la vida está llena de momentos muy gratos, felices, de infortunio y
mi presencia aquí no es un mero hecho de amistad. Vine porque me consideré una
obligación que en un libro que posiblemente publicaré en breve sobre
Hernandarias, con una documentación sacada del Archivo de Indias, donde trabajé
mucho tiempo, cito a Marotta y le dedico una página entera, porque entiendo que
esa es la única forma de ser fiel a la dignidad que se tiene.
En los últimos tiempos ha habido un
interés de tomar hechos puntuales, dándoles la visión que cada uno tiene de
estos hechos, torcer muchas veces los hechos y convertirse muchas veces en una
especie de héroe de la historia nacional.
Cuando, como en este caso, alguien
como Marotta vuelve al pasado, es también un gesto importante volver al pasado
para ver la Patria
donde “aquí nació la Patria ”.
No nació hoy, no nació esta noche ni va a nacer mañana. Ella nació en los
albores del siglo XVIII. Entonces es bueno recordar estas cosas para ver esos
antecedentes, existen y que Marotta trae acá con abundancia porque todos estos
documentos y la obra de los franciscanos, de los jesuitas que crean sus
estancias en el Alto Uruguay, es también la base de nuestra riqueza pecuaria.
Ustedes habrán oído estos últimos tiempos algunas corrientes que han estado
renegando de esta herencia pecuaria, como si hubiera sido un pecado que
Hernandarias haya introducido la ganadería, el que hubiéramos sido en los
siglos XVIII y XIX un país industrial, el que hubiese sido algo maldito, que
hubiese introducido por el “Vizcaíno” y por San Gabriel dos lotes de 50 vacas
con tres toros. Esto es un acto de justicia; poner y traer esto acá, es un acto
de justicia, como es recordar y lo recuerda muy bien Marotta y soy solidario
con él, la obra de los franciscanos a quienes Don Ariosto Fernández dedica un
estudio, breve pero siempre recurrente sobre su obra en el Uruguay. De modo
que, entiendo, libros como éste, son no sólo oportunos sino imprescindibles, en
un momento donde las corrientes históricas parecen preocuparse más de las cosas
puntuales, de las cosas todavía dudosas, cosas que nuestros nietos y bisnietos
digan ¡qué barbaridad!, tanto que se gastó en cosas pasajeras. Pero libros como
el de Marotta no son pasajeros.
Acá, él menciona justamente que ya
en 1627 en la Isla Vizcaíno ,
no había religiosos. Estos son datos que él consigue de sus estudios de los
archivos. Vean uds. la cantidad de barbaridades que se han dicho y repetido por
gente que jamás se ha preocupado de sentarse en una biblioteca pública para ver
si lo que se dice es cierto o se repite lo mal que ha escrito otro. Y cuando la
tragedia ocurre, en una falla de imprenta, cuando en un libro en vez de salir
16… sale 17… una verdadera tragedia, entonces ¿dónde está la seriedad? ¿qué le
ofrecemos a los demás?
Cuando un historiador americano ve
este libro confía en él, ve este mapa, admirable, yo lo conocía y cito en mi
cartografía, de Joao Teixeira, que está en el Archivo de Itamaratí e Instituto
Geográfico de Río de Janeiro, es un testigo tremendo ya que fue hecho en 1627 y
aparece punteado acá. Entonces, ¿qué testimonios mayores, que las cosas
gráficas que entran por los ojos? Este es el gran mérito de Marotta, la verdad
y la limpieza, la conducta con que escribe y la humildad con que lo ha hecho,
porque él sabía que iba a ir contra la corriente y es más fácil solidarizarse
con quienes han dado nombres y fechas sin dar el brazo a torcer.
Tengo 79 años y mucha vida vivida,
pero el brazo a torcer lo voy a dar cuando alguien me demuestre que estaba
equivocado. Eso es dignidad, eso es el ejemplo que dejo a los que me siguen, a
mis hijos, nietos y aquellos que nunca más voy a conocer.
Eso es el libro de Marotta, yo estoy
aquí por la preocupación tenida en ser serio, por su búsqueda de documentos,
por estar encima de ellos, pensando dos veces antes de ponerlos. Nunca me hablé
con él, salvo por teléfono. Una sola vez vino a mi casa y hoy que lo encontré,
pero estoy con él. Estoy con él por su dignidad, estoy con él por su don de
gente. Vamos a estar al lado de los honestos, vamos a estar al lado de los
dignos, vamos a estar al lado de la gente común, que con mucha preocupación
deja horas de sueño, busca la verdad de las cosas. Este libro es un honor a
¡Aquí Nació la Patria !”
Luego el Dr. Rela vuelve a pedir la
palabra: “La muy certera y aguda observación de la Prof. Lilia Armas. Marotta
demuestra que nada es nuevo cuando se birlaban los impuestos. Hernandarias, un
dignísimo hombre de una probidad absoluta, es acusado por los oficiales reales
y por los portugueses de hacer tráfico negrero para las minas de Oruro. Es él,
precisamente, quien trata desde la Hacienda
Pública , cuidar los bienes de la Corona. Siempre estos malos
sujetos se ocuparon de contrabandear y alterar documentos, cambiando cifras.
Yo voy a publicar gran parte de las
cartas del Rey. Hay curiosas, como la de un oficial real que le dice a otro
cuando es lo que hay cobrar por tal cosa, contestando el otro: “ponele un cero
y si es diez mil, se convierte en cien mil… ponele un cero”. Así comprendan
Uds., esa venalidad, lo que era todo materia de justicia con los indios y el
quebrantamiento de las normas, desde la época de Isabel la Católica.
Cuando Colón lleva a España los
primeros indios para venderlos como esclavos, Isabel se impone al Rey Fernando,
efectuándose la reducción de los indios, hecho que implica gran dignidad en la Reina. Eso también está acá.
Esos indios mansos no eran mansos por naturaleza, eran mansos por el trato que se
les daba; mansedumbre es la contratara de la bondad de a quien se trata y no
hay otra explicación.
No pone Marotta, esto lo descubro y
Ud. lo descubrirá, Los Indios Mansos porque sí. “Nadie de madre parida”, como
dice el refrán español “nace manso, sino que puede nacer arisco”. Nacen mansos
por la bondad que se les dio porque se aplicó con ellos bajo el gobierno de
alguien como Hernandarias las cláusulas que los protegían, porque nosotros
tuvimos encomenderos. Fuimos ricos en aguadas y pasturas, pero no en minas, no
tuvimos un Potosí.
También quería decirles del acierto
del título de Marotta: “Indios Mansos de la Banda Oriental ”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario