SIN MIEDO A PERDER
El Viejo no tenía miedo a perder.
Por eso participaba de cuanto concurso le viniera en gracia. Con 27 años ganó
el Concurso Nacional abierto para el Escudo de Soriano y cualquiera podría
haber parado allí.
Pero él no. Siguió presentándose con
la ilusión de un principiante. A sabiendas que eventuales jurados ya conocían
su mano y por ende su trabajo. Más de un dolor de cabeza le costó el egoísmo de
algún que otro colega. Pero como siempre digo, alimentaban en él sus ganas de
seguir adelante y crear siempre.
Decía no tener temor a no ganar un
concurso, eludiendo así los miedos. El Viejo prefería presentarse si le venía
en ganas, a sabiendas de todo.
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