EL HOGAR ESPAÑOL
De niño recuerdo perfectamente la
vieja cantina del Hogar Español, ubicada sobre calle Haedo, con su par de
escalones, su gran estufa, las mesas de juego de cartas, el billar, las sillas
al costado del billar para quienes quisieran disfrutar del juego, los
banderines y algún poster del Athletic Bilbao, el cantinero Víctor y españoles
varios más que hacía algunos años habían emigrado hacia Mercedes y prosiguieron
con su vida, nucleándose en esta institución.
Hogar Español de Mercedes, Uruguay |
El Viejo hacía los carteles en donde
se plasmaban los campeonatos internos del Hogar, en cuestiones de casín.
Torneos de primera y segunda categoría, por doble eliminación, con 16
participantes para hacer matemática la competición.
Le encantaba jugar al casín y
después de sus trabajos todavía tenía fuerzas y ganas de compartir ratos
agradables. Yo recuerdo pasar horas en el Hogar Español, viéndolo jugar y a su
vez esperando que dejaran de hacerlo. Entonces con alguna mirada cómplice a mi
padre y al cantinero Víctor, me hacía de algún taco, imaginaba mi propia mesa
de casín y le daba a las bolas. No recuerdo aburrirme en el Hogar Español, invitado
siempre por El Viejo a algún refresco o lo que quisiera.
MAROTTA-CERCHI
El Viejo también participaba de
campeonatos de casín entre parejas de diferentes instituciones. Recuerdo
claramente una final de un torneo en la sede del Club Peñarol. Calor de verano
y mucha gente alrededor de la mesa. El Viejo hacía pareja con su amigo Cerchi,
el dueño del comercio de zapatos. Perdieron esa final por un solo punto, tal
vez culpa de ese insecto que supo desviar ligeramente una bola y evitar que un
palo cayese, en la recta final de la partida. Es que la luz sobre la mesa
atrajo a decenas de pequeños insectos. También con Atilio Schettini supo formar
pareja para disputar torneos.
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