HOMENAJE DEL SEMANARIO
“ENTREGA 2000”
DE MERCEDES
W.M. por el Prof. ALFREDO SÁEZ
SANTOS:
“SE FUE WILDE… Y SU CABALLITO
HERÁLDICO MUTÓ EN PEGASO
Soriano, con la muerte de Wilde
Marotta, perdió un gran artista plástico. ¿Nosotros?, un amigo inolvidable! El
dibujo y la pintura le apasionaron y juntos los reunió en recordables obras:
retratos, paisajes, testimonios históricos, siempre con afanes hacia el
Realismo, aunque en estos últimos años la pasión por el color y sus misterios
lo cautivaron, explorando singulares experiencias no figurativas.
El Orejano de Mercedes
Fue un orejano, no sujeto a frenos
agudos ni marcas en el autodidactismo cerril de su garbo. Esto es, no
condicionarse en exceso frente a las normas de inflexibles escuelas. Formidable
individualista de fisonomía casi hosca que mimetizaba un corazón de pan, fue
asaz díscolo de someterse a las tertulias academicistas, más allá de las
necesidades gregarias de la buena educación, potenciada con amplio espíritu
dadivoso hacia todos.
Producto de su arte, imaginería y
estudios concienzudos en el arte de la heráldica, ganó el Concurso para que
Soriano ostente ¡el más hermoso de los escudos departamentales!, orgullo de su
palmarés e hijo predilecto de su vocación, impulsada por razonables y
equilibradas autoestimas, necesarias a la humana condición, expresas en forma
directa o tácitas.
Cuando ya impuesto y afianzado el
blasón terruñero en el alma colectiva, necesarios revisionismos, que se
justifican en las detectivescas alquimias del saber y la verdad, alcanzaron
también la discusión de la veracidad de los emblemas cimeros de la simbología,
saltó Wilde con la furia de un rayo olímpico defendiendo, con derecho de
paternidad, la filiación auténtica de su vástago, herido en el debate y en el
pronunciamiento de los sabios del cortejo de Clío, la musa de la Historia.
Y hubo de incursionar, guerrero casi
desarmado en el noviciado de historiador amateur, trashumante de cien archivos
de la Banda Oriental ,
del Imperio de los Braganza y los Alcántara, de Santa María de los Buenos Aires
y del de Indias sevillano, España, para intentar demostrar que su criatura no
era hija de una gestación anómala. Solo. Y con sus propios recursos,
espirituales y materiales. Más la fe que le irradiaba la querida Chunga, esposa
ejemplar. Así editó ese catálogo testimonial que es “Los Indios Mansos” de
Villa Santo Domingo Soriano, obra de obligada consulta para quienes se
catequizan con los sucesos de los tiempos pretéritos en el suelo donde nació la
patria. Fue sin duda un esfuerzo mayúsculo de búsqueda historiográfica por un
infatigable y terco campeador.
Poseía otra virtud no muy común
entre los hombres de la carbonilla. El trazo lineal, justo, libre, firme,
conducido por los resplandores que dan riendas precisas a un espejo mágico. Con
rasgos mínimos era capaz de “fotografiar” a cualquier prójimo. En la Sala de la Libertad del Partido
Colorado, calle De Castro y Careaga entre las de Colón y 18 de Julio, hay un
gran mural con núcleo generador en la imponente figura central de Don Pepe
Batlle, sobretodo imperial y alrededor el pueblo batllista con complementarias
estampas periféricas de la promoción laboral que orientó el colosal estadista
fundador activo de la social democracia. Para mí era un deleite visitar el ex
El Radical de los amigos del Club Defensa, para escudriñar entre la multitud
pintada por Wilde Marotta, el rostro de tantos conocidos, salvando distancias,
con la estrategia de Diego Velázquez auto apareciendo en el cuadro de la
familia real de Carlos IV, entre meninas y bufones, en un agrisado pero
referencial cuarto plano, pincel y caballete a la mano.
La semana pasada Wilde nos dejó. Su
corazón era de Chunga y de la pintura. Sus ojos, los dos varones; y su alma,
ahora protege el crecimiento terrenal de Camilo, Marcos, Josefina… Su arte
descansa en Paz y vivirá por siempre cada vez que todo uruguayo nacido en la
bendita tierra de la gran rinconada meridional del Uruguay y el Negro, se
reconozca en el coqueto caballito blanco galopando, libre y esbelto, bajo la
tutela de una fecha, plumas nativas y la salutación del laurel de Dafne… que ni
Apolo solar pudo vulnerar la virginidad de la belleza pura en las praderas de
la fertilidad”.
Alfredo Sáez Santos – 23 febrero 2007,
páginas 165 a
168 del coleccionable “Todo Soriano”, como homenaje a W.M. En las otras páginas
su Historia de Vida, Antepasados y el Escudo de Soriano.
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